martes, 31 de agosto de 2010

Reforma agraria: ¿La solución a los problemas de Colombia?

La reforma agraria es mencionada frecuentemente como una especie de panacea para los problemas del país. Como una herramienta que sirve no solo para hacer justicia sino para hacer mucho más próspera la economía colombiana. Sin embargo las cosas no son tan sencillas como parecen.

Es necesario, sin duda alguna, devolver las tierras que los narcotraficantes y los grupos armados le han arrebatado a los campesinos, pero hacer una redistribución total de la tierra podría ser contraproducente. Examinemos primero la proporción del PIB que representa la agricultura como actividad economica. Según el DANE en 2008 la agricultura solo representó el 8.5% del PIB. ¿Valdría la pena hacer una reforma (que sin dudas traería una gran inseguridad jurídica) por una actividad que tiene tan exigua participación?.

Por otro lado, generalmente se argumenta que una reforma agraria mitigaría la gran desigualdad de nuestro país. Al respecto y sobre la política agraria que prometía Gustavo Petro en las elecciones escribía Federico Ramírez en "La silla vacía":


En primer lugar, yo entiendo a la desigualdad como una diferencia en los ingresos de dos personas. Por ejemplo, si recibo un peso al mes, y el Senadr Petro recibe 100, entonces la desigualdad es abismal. Ahora, él propone atomizar el campo y producir más cosas. Es decir que mucha gente (muchos campesinos con poquita tierra cada uno) va a producir mucha comida (cada uno un poquito, pero como son muchos entonces va a ser bastante). Consecuentemente el precio va a bajar, porque si mucha gente produce comida, entonces el precio de la comida va a ser relativamente más barato –hasta ahí vamos bien-.

El problema se presenta cuando el Senador afirma que va a reducir la desigualdad. Pues bien eso es imposible por ese camino. Si antes se producía una cantidad X de alimentos y  ahora se produce 100X entonces los alimentos van a costar menos (dependiendo de la elasticidad-precio de cada producto) de lo que constaban antes, haciendo que los campesinos ahora solo puedan percibir una fracción de lo que antes recibían por su producción. Esto se podría compensar por la cantidad de alimentos que produzca, sin embargo esto estará limitado a la cantidad de tierra, por lo que sólo producirá un poquito.

En caso de que la propuesta del Candidato (del Polo democrático) funcione, entonces ésta va a propender por la desigualdad, porque la gente de las ciudades va a consumir más alimentos por menos precio mientras que los campesinos van a vender lo mismo (cada uno) por el mismo precio.
De hecho el fenómeno de la atomización es probablemente uno de los causantes de la extrema pobreza de Haití, producto de una temprana reforma agraria:

Después de que Haití se independizara de Francia, Alexandre Pétion (y luego Jean-Pierre Boyer) emprendieron la primera y tal vez la más radical reforma agraria de latinoamérica dividiendo las plantaciones para entregarlas a los esclavos liberados. La reforma fue de tal magnitud que para 1842 ninguna plantación tenía su tamaño original. A mediados del siglo 19 la distribución de tierras existente era casi la misma que la de la actualidad...


...Por razones históricas los patrones de tenencia de la tierra en Haití fueron bastante diferentes de los de otros países de latinoamérica y el caribe. La mayoría de los haitianos tenían su propia tierra.

En mi opinión en lugar de realizar una reforma agraria lo que el gobierno debe hacer para disminuir la pobreza rural es facilitar la formación de proyectos agroindustriales, no con un apoyo directo, sino mediante el mejoramiento y la construcción de infraestructura (Colombia presenta un atraso inaceptable en ese campo), además de hacer avances en la disminución de barreras burocráticas. También es imprescindible una restitución de tierras a los campesinos a los que les fue robada su propiedad .

Saludos

4 comentarios:

Anónimo dijo...

El mero apoyo de Programas Agroindustriales no cambia el hecho de que pocos tienen mucho y muchos no tienen nada. El asunto no pasa por darle a cada persona 10 Ha, pasa por el hecho de que esas 10 Ha se aprovechen debidamente ya sea para el mero pancoger de soporte o para apoyo industrial.

Y si 10 Ha ya es muy fragmentado, pues a partir de ahí ya se concentra en 20, 30 o las hectareas que se necesiten para asegurar su funcionamiento y rentabilidad. No es darle tierra a todos, sino que toda se aproveche para generar empleo y crecimiento económico buscando generar más recursos para invertirlos en otros campos de desarrollo (Y es lo que marco en negritas lo que hace que un país pase del subdesarrollo al desarrollo)

Rafael dijo...

¿Pero quien define que tan fragmentado está un predio, hasta que punto puede ser rentable y quien lo explotaría mejor? Ese es un asunto complejísimo que en una eventual reforma agraria estaría en manos del gobierno. Y ahí hay un gran problema.

En un país con mucha corrupción, como el nuestro, es muy probable que los más pudientes se hagan con las mejores tierras (o las retengan si ya son propietarios de éstas). Si por el contrario los burócratas se basan en criterios técnicos para la redistribución buscando ante todo la eficiencia y la mayor generación de recursos... lo más probable es que los favorecidos sean aquellos con un mayor acceso al capital, y mayor experiencia... los grandes productores de siempre.

La alternativa, un compromiso entre redistribución con "justicia social" y eficiencia, requeriría un gran acompañamiento financiero por parte del estado. Algo que tendría un costo altísimo, y que sería absurdo dado la baja participación de la agricultura como actividad económica.


Por otro lado el apoyo a programas agroindustriales ha tenido un efecto casi milagroso en Brasil. Ha sido un apoyo casi exclusivamente técnico, con poquísimos subsidios pero con resultados excelentes. (ver éste artículo de The Economist al respecto).

Saludos

Anónimo dijo...

La baja participación de la agricultura en la economía se produce por la gran cantidad de tierra subutilizada, por lo que la solución de crear programas agroindustriales no sirve si se crean ese tipo de empresas sobre las mismas tierras que ya se utilizan para ese campo, sin acaparar las ociosas.

Y, que yo sepa, definir que tan fragmentado o rentable es un pedazo de tierra se basa en mirar espejos en otros países. No es tan díficil.

Si no se hace una Reforma Agraria que distribuya la tierra a quienes, como usted dice, tengan el capital, la educación y los recursos para hacerlo (así el Estado colabora lo menos que se pueda), podremos crear la agroindustria que quiera sobre la misma tierra que existe ahora... pero seguira habiendo lumperización campesina, violencia...

Y el artículo que cita da buena cuenta de eso: todas las hectareas de la sabana brasileña están siendo trabajadas. En nada se parece a la situación acá.

Rafael dijo...

Perdón por no contestar rápido. He estado bastante ocupado. Ahora si mi réplica.

La baja participación de la agricultura en la economía más que una consecuencia de la gran cantidad de tierra subutilizada es el resultado del crecimiento económico del país. A medida que una economía se desarrolla los sectores que que ofrecen productos de mayor valor agregado aumentan su proporción respecto al PIB desplazando a aquellos(como la agricultura) que por su naturaleza no pueden hacerlo tan fácilmente.

Puede ver estadísticas sobre eso aquí. Se observa claramente que la agricultura con el tiempo tiende a bajar su participación a pesar de aumentar su producción (porque hay otros sectores con mayor crecimiento). Es en cierta forma una medida del desarrollo de un país. De hecho la proporción del PIB que representa la agricultura en Colombia es mayor que la de Brasil.

Con respecto a las tierras ociosas hay una cuestión interesante. ¿Porque sus propietarios no aprovechan el potencial agrícola de estas?. ¿Será falta de ambición o algo parecido?. Lo más probable es que no lo hagan por el increible atraso de la infraestructura, y también por la falta de financiación, factores que hacen poco rentable una explotación adecuada. Eso se soluciona obviamente construyendo las obras necesarias y facilitando la bancarización del país. Sin eso ideas tales como un impuesto sobre la tierra para el que no la trabaje resultan absurdas.

Insisto sobre la complejidad que supone una reforma agraria. En latinoamérica por ejemplo dichas reformas han sido un fracaso. Si uno quiere ver casos exitosos debe fijarse en Taiwan y Corea del sur.

Sinembargo en esos casos lo que se buscó fue subsidiar a los grandes industriales a costa del campesinado frecuentemente de forma represiva. De hecho el nivel de vida de los campesinos mejoró más bien poco y el éxodo masivo a las ciudades donde se convertían en mano de obra baratísima para las industrias no fue un fenómeno raro.

A la larga el experimento funcionó, pero sinceramente no creo que en Colombia se aceptaran políticas como esas. Se imagina como reaccionaría la opinión pública a una propuesta como esta: De ahora en adelante los campesinos pagarán altísimos impuestos para subsidiar los proyectos de los Ardila Lule y los Santo Domingo.

Vale la pena ver el caso de Japón en donde no hubo una reforma agraria como tal y fueron los mismos terratenientes los que llevaron a cabo el aumento de la productividad agrícola. (Le recomiendo éste documento donde se analizan los casos que he mencionado).

Saludos

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